sábado, abril 25, 2009

NO DEJES CRECER LA HIERBA EN EL CAMINO DE LA AMISTAD. Sócrates.

Fue un sabio, un gran filósofo y tiene unas frases que personalmente suelo utilizar mucho, verdades como templos, como el "sólo sé que no sé nada". El caso es que pulula por ahí una historia, quizás sea leyenda pero sirve igual porque tiene mensaje, que cuenta que un día Sócrates se encontró con un conocido y tuvieron la siguiente conversación:

Conocido: ¿Sabes lo que escuché acerca de tú amigo?
Sócrates: Espera un minuto, antes de decirme nada, quisiera que pasaras un pequeño exámen que se llama exámen del triple filtro.
Conocido: ¿Triple filtro?.
Sócrates: Antes de que me digas nada me parece buena idea filtrar tres veces lo que me vas a decir. El primer filtro , el de la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
Conocido: No, realmente sólo escuché sobre eso y...
Sócrates: Bien, entonces no sabes si es cierto o no. Segundo filtro, la bondad. ¿Es algo bueno lo que me vas a decir de mi amigo?.
Conocido: No...
Sócrates: Entonces deseas decirme algo malo de él, pero no estás seguro de que sea cierto. Aún podría querer escucharlo porque queda el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?.
Conocido: No, la verdad es que no.
Sócrates: Bien, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no me es útil, ¿para qué querría yo saberlo?.

EL AMIGO HA DE SER COMO EL DINERO, QUE ANTES DE NECESITARLO, SE SABE EL VALOR QUE TIENE. Sócrates(un genio este tío ¿verdad?).

9 comentarios:

Mayte dijo...

Conocía la anéctoda, me la contaron en clase de filosofía.
Desde entonces antes de ser amigo, paro, reflexiono, y le paso el tripre filtro.
Siempre funciona.

Besirrinín cabecita...

Unknown dijo...

También conocía el cuento, pero aplicado a la filosofía tahoísta.

La mayoría de las veces no nos acordamos de pasar ningun "filtro", luego pasa lo que pasa.

Besitos

Lorena dijo...

¡Hola Mayte!,¡Hola Ana!, bueno, al final va a ser que la única que no conocía el filtro soy yo...el caso es que me ha encantado la historia porque yo si paso el filtro, no del mismo modo que Sócrates pero la verdad es que me importan bien poco los rumores que me llegan de mis amigos, los quiero como son y au. Gracias a las dos, un besote.

belén dijo...

Esta historia de Sócrates es muy conocida. ciertamente era muy inteligente; aunque el no se consideraba así, de ahí la famosa frase que tú citas "sólo sé que no sé nada",yo la utlizo mucho cuando no me interesa que me tiren de la lengua.
Si todos hiciéramos lo del triple filtro te aseguro que seríamos mejores personas y más felices.
Creo que voy a empezar a ponerlo en práctica.


Un bico (beso)como se dice aquí en Galicia.

Lorena dijo...

¡Hola Belén!, pues nada, parece que yo andaba por los cerros de Úbeda si alguna vez la mencionaron en clase de filosofia...la he leído por primera vez esta semana, y me pareció fantástica, así que ahora si cabe todavía voy a llevarlo más a la práctica.
Muchos bicos que se van volando para Galicia. Ay que envidia ese verdor que os rodea!!

Anónimo dijo...

AMIGOS

Amigos de infancia

Se acercaba la hora, el maestro continuaba recitando sus comentarios que ya no eran escuchados y el tiempo no pasaba esperando siempre aquellas despedidas diarias "no os olvideis de hacer los deberes y hasta mañana", venían las prisas por no ser el último en salir del aula ya que la tardes venían cargadas. Siempre a casa, descarga de mochila y bocadillo de merienda, prometiendo a mamá el regreso a la hora pactada. Pantalones cortos, calcetines por los tobillos de tanto correr por llegar a tiempo, allí estaba Manuel, Enrique y Marta, la plaza centro del mundo y nosotros centro del universo, cada uno con su bolsa repleta de canicas de diversos tamaños y colores, unas de cristal y otras de metal, cada uno con su tesoro su bien más preciado. Comenzaba el juego, lanzábamos canicas para tocar las de los contrarios, sorteábamos obstáculos para llegar a la meta. Así pasaban las tardes, entre risas y disputas por respetar las reglas de un juego nada estricto. De entre todas las canicas de nuestro grupo había una que destacaba, sobresalía del resto no por su tamaño sino por su tacto y belleza, la llamábamos la violeta y era propiedad de Manuel, nunca la perdía era su bonita, no podíamos arrebatársela nunca y él sabía que era mi preferida. En todas las partidas que jugamos nunca cambió de manos, la violeta era de Manuel y yo la adoraba, desde que la sacaba de la bolsa junto con el resto se alzaba como el iceberg de mi campo visual, entraba por mis ojos y se retenía en mi mente, era perfecta. Y él lo sabía. Así pasó el verano entre partidas y baños, y llegó una noche tumbado en la cama agotado, mamá recogiendo del suelo la ropa diaria y deseándome buenas noches, sonó un ruido inesperado en la noche, golpecitos en el suelo poco a poco hasta enmudecer, mamá la recogió y me la entregó diciéndome pon la junto con las otras que se te va a perder, los ojos se me iluminaron no lo podía creer era Violeta, la Violeta de Manuel, como había llegado a mis manos, no podía entenderlo. Aquella noche Violeta no durmió en la bolsa de las canicas, me dormí con ella con su suave tacto entre mis manos.

Hoy en día todavía conservo esa canica, la Violeta de Manuel. Siempre que la veo y la toco me recuerda su verdadera amistad.

Los Santos Inocentes.

Lorena dijo...

Cuando he terminado de leer se me han puesto los pelos de punta...lo has descrito de tal manera que me parecía verlo todo, al profe, al niño de calcetines por los tobillos, al grupo arrodillado con las canicas, la violeta de Manuel, el sonido al caer que rompe el silencio de la noche y la cara de sorpresa de quien desea algo con mucha fuerza y lo consigue de sorpresa. Sobre todo, me ha sobrecogido que aún conserves esa canica que estoy segura se ha convertido en una de esas cosas que no tienen precio. Gracias, es un auténtico placer leerte.

Perico dijo...

Este post me ha traído a la mente un libro que me encantó: El Mundo de Sofía. Hay historias, parecidas a ésta, que bien vale la pena leer.

Un beso.

Perico dijo...

Ana, lo que comentas, lamentablemente, está al orden del día.

Un saludo.